Bienvenidos al Búho Lee

martes, 24 de enero de 2012

EL BUHO: Una Nueva Forma

EL BUHO: Una Nueva Forma

LA FERIA
Ángel Contreras

En el pueblo, la feria anual es la máxima fiesta, a ella acuden comerciantes, acróbatas, payasos, músicos y hasta los burócratas en plan de notoriedad. Se pasean sonrientes durante llos tres días de duración oficial y por otros tantos más que los borrachitos y ociosos decretan.

La fiesta empieza como tal y todos los ciudadanos observan compostura, pero veinticuatro horas después que el cura da la bendición, todo el ambiente degenera en un triste despelote donde los límites se pierden y entonces los ruidos y el desorden imperan en calles y plazas, . Es una bacanal rústica y diabólica que sólo cesa cuando el cura, en un esfuerzo desesperado, organiza una procesión con las beatas y solteronas del pueblo pidiéndole a San Judas que vuelva la cordura a los feligreses en estado de desorden. Los ciegos circulan desorientados llevándose por delante todo cuanto hay a su paso, todo, porque a los lazarillos también los invadió el desmadre, las gentes bailan y se contorsionan hasta el paroxismo, los jóvenes en un desborde de simpatia hacen estallar petardos muy cerca a las piernas de las muchachas que saltan agitando al aire los multicolores y diminutos componentes de sus atuendos, los viejos beben, fuman y morbosean a las niñas o ancianas sin respetar escalafón ni estado.

Desde un punto estratégico observo y pienso si no están locos quienes llaman fiestas y diversiones a esos ataques de furor colectivo, capaces únicamente de herir los oídos, de arruinar el cerebro y de multiplicar las enfermedades nerviosas. Sentí la necesidad de estar solo y en silencio. En un momento cualquiera me encontré en un gran espacio, se aproximaba el crepúsculo y el ambiente daba la impresión de estar embrujado, En el centro del lugar había una especie de escenario. En el tablado se veían dos mesas y detras de cada una estaba de pie un hombre de elevada estatura, ambos personajes lucian luengas barbas blancas y tenían rasgos severos. Uno de ellos, que se vestia de turquí, levantó un objeto brillante y lo enseñó a las pocas personas presentes. Era un espejo redondo..

--Éste-dijo- es el espejo revelador del tiempo pasado; en el podéis ver a gusto las imágenes de los antepasados mas lejanos.

Luego el otro que vestía de castaño, levantó una botella con un líquido y exclamó:

-Esta botella contiene un licor portensoso, con sólo unas pocas gotas le puede volver la vida a un moribundo. Debo advertir que ésa resurrección no dura más de veinticuatro horas.

El primero mostró un espejo en forma oval y dijo así:

Éste es el espejo de la belleza desconocida. Todo el que se mire en él se verá a si mismo bellísimo, aún cuando sea un monstruo deforme o una bruja repugnante

Volvió el otro y enseñó una botella, pequeña y transparente:

-En esta botella está contenida la esencia que inspira la ternura y la voluptuosidad. Pero debo advertir que su milagroso efencto no dura mas de doce horas.

El de turquí, mostró otro espejo de las verdades futuras. Cada uno de vosotros podrá conocer anticipadamente lo que le sucederá, tanto lo bueno como lo malo.

El otro empuñó una de sus botellas y afirmó:

-La bebida contenida en esta botella es una de las más prodigiosas que puedo ofrecer, ingerida en ayunas porporciona al bebedor el ingenio político. La recomiendo a los diputados, a los ministros, a los secretarios del despacho y de partidos políticos, desgraciadamente el efecto sólo dura unos minutos. No alcanzó a terminar cuando de entre los asistentes surgió la figura de un prominente hombre, parecía el de mas elevado, y llenó de salamerias y destinciones al hombre para que le entrregara las botellas que tuviera del elixir anunciado, con la advertencia que si no lo hacia como el lo ordenabba le levantaría causa judicial.

Atónitos y dudando, los pocos presentes no decían palabra, el crepúsculo se acentuaba más y más. Volví lentamente sobre mis pasos y hallé la placita que estaba desierta y silenciosa, la gente había desaparecido, todo se había desvanecido. Al regresar la mirada vi al prominente hombre que se había apoderado de unas cuantas botellas con la bebida del genio político, en su afán había olvidado que el efecto sólo durabsa minutos.

EL BUHO: Una Nueva Forma

EL BUHO: Una Nueva Forma

LA FERIA
Ángel Contreras

En el pueblo, la feria anual es la máxima fiesta, a ella acuden comerciantes, acróbatas, payasos, músicos y hasta los burócratas en plan de notoriedad. Se pasean sonrientes durante llos tres días de duración oficial y por otros tantos más que los borrachitos y ociosos decretan.

La fiesta empieza como tal y todos los ciudadanos observan compostura, pero veinticuatro horas después que el cura da la bendición, todo el ambiente degenera en un triste despelote donde los límites se pierden y entonces los ruidos y el desorden imperan en calles y plazas, . Es una bacanal rústica y diabólica que sólo cesa cuando el cura, en un esfuerzo desesperado, organiza una procesión con las beatas y solteronas del pueblo pidiéndole a San Judas que vuelva la cordura a los feligreses en estado de desorden. Los ciegos circulan desorientados llevándose por delante todo cuanto hay a su paso, todo, porque a los lazarillos también los invadió el desmadre, las gentes bailan y se contorsionan hasta el paroxismo, los jóvenes en un desborde de simpatia hacen estallar petardos muy cerca a las piernas de las muchachas que saltan agitando al aire los multicolores y diminutos componentes de sus atuendos, los viejos beben, fuman y morbosean a las niñas o ancianas sin respetar escalafón ni estado.

Desde un punto estratégico observo y pienso si no están locos quienes llaman fiestas y diversiones a esos ataques de furor colectivo, capaces únicamente de herir los oídos, de arruinar el cerebro y de multiplicar las enfermedades nerviosas. Sentí la necesidad de estar solo y en silencio. En un momento cualquiera me encontré en un gran espacio, se aproximaba el crepúsculo y el ambiente daba la impresión de estar embrujado, En el centro del lugar había una especie de escenario. En el tablado se veían dos mesas y detras de cada una estaba de pie un hombre de elevada estatura, ambos personajes lucian luengas barbas blancas y tenían rasgos severos. Uno de ellos, que se vestia de turquí, levantó un objeto brillante y lo enseñó a las pocas personas presentes. Era un espejo redondo..

--Éste-dijo- es el espejo revelador del tiempo pasado; en el podéis ver a gusto las imágenes de los antepasados mas lejanos.

Luego el otro que vestía de castaño, levantó una botella con un líquido y exclamó:

-Esta botella contiene un licor portensoso, con sólo unas pocas gotas le puede volver la vida a un moribundo. Debo advertir que ésa resurrección no dura más de veinticuatro horas.

El primero mostró un espejo en forma oval y dijo así:

Éste es el espejo de la belleza desconocida. Todo el que se mire en él se verá a si mismo bellísimo, aún cuando sea un monstruo deforme o una bruja repugnante

Volvió el otro y enseñó una botella, pequeña y transparente:

-En esta botella está contenida la esencia que inspira la ternura y la voluptuosidad. Pero debo advertir que su milagroso efencto no dura mas de doce horas.

El de turquí, mostró otro espejo de las verdades futuras. Cada uno de vosotros podrá conocer anticipadamente lo que le sucederá, tanto lo bueno como lo malo.

El otro empuñó una de sus botellas y afirmó:

-La bebida contenida en esta botella es una de las más prodigiosas que puedo ofrecer, ingerida en ayunas porporciona al bebedor el ingenio político. La recomiendo a los diputados, a los ministros, a los secretarios del despacho y de partidos políticos, desgraciadamente el efecto sólo dura unos minutos. No alcanzó a terminar cuando de entre los asistentes surgió la figura de un prominente hombre, parecía el de mas elevado, y llenó de salamerias y destinciones al hombre para que le entrregara las botellas que tuviera del elixir anunciado, con la advertencia que si no lo hacia como el lo ordenabba le levantaría causa judicial.

Atónitos y dudando, los pocos presentes no decían palabra, el crepúsculo se acentuaba más y más. Volví lentamente sobre mis pasos y hallé la placita que estaba desierta y silenciosa, la gente había desaparecido, todo se había desvanecido. Al regresar la mirada vi al prominente hombre que se había apoderado de unas cuantas botellas con la bebida del genio político, en su afán había olvidado que el efecto sólo durabsa minutos.