Bienvenidos al Búho Lee

viernes, 28 de diciembre de 2012

Edición No. 36

Viernes 28 de diciembre del 2013

          SALUDO A LOS VISITANTES
  
 " Yo no tengo la menor sombra de duda de que un hombre o una mujer puedan alcanzar lo que yo he hecho. Si él o ella hacen el mismo esfuerzo, cultivan la misma esperanza y la misma fe"
                                                                 Mohandas K Gandhi.

                                           LA CONVIVENCIA.


                                                                                                                                                                             Fuente :www.ucn.edu.co
Miremos a la mujer como símbolo de caleñidad, por su belleza, su entereza, su integridad y por ser lo mas representativo de nuestra raza.

 La población femenina, junto al componente masculino del conglomerado local y de la comarca vallecaucana debe entender que el camino a la paz se inicia en la mas elemental capa de la población, hasta llegar a los habitantes miembros de los estratos  mas altos.

Debemos entender que la convivencia se inicia valorando los derechos propios, pero aceptando que esos mismos derechos generan las obligaciones con los otros.

 El valor fundamental que debemos defender a diario, es la vida. Qué bueno sería que no tuviéramos que leer, oír y ver en todos los noticieros y medios de comunicación, notas y crónicas de muertes en diferentes circunstancias.

Por qué vivir en medio del dolor por la muerte violenta de nuestras mujeres, hombres y niños, Por qué la estúpidez y la intolerancia de unos pocos hacen la desdicha de los que forman la mayoría de nuestra población. ¿Por qué?.
La paz empieza en nosotros , no es necesario que cada uno lleve un fusil en sus manos, pudiendo llevar en el corazón el entendimiento y la decisión de vivir en paz.

Para todos los lectores, y el club de Fans que está en formación, va el deseo  por un feliz fin de año y un esperanzado 2013 lleno de prosperidad.

   No olvide, "buho2011.blogspot.com" cada diez días.

                                        LOS POEMAS


                                       
                                        Jenny Cabrera-- Maye.

   Sus papeles viejos
   Amarillos, arrugados
   Sus lágrimas y risas
   Un todo conjugado

   ¿Dementes! dicen
    Bucólicos, callados
    Más nadie hay como ellos
    Para sentir que siente
    Su mundo de cristal alado
    Cuentan del amor
    De su ternura
    De la vida y la traición
    De la débil avanzada
    Cuando niños
    Y el silente adiós
    Del viejo cuyo
    Arpegio despide
    La última canción.

    Hablan de nostalgias
    Lo terreno, lo impensable
    La ilusión
    Trazan caminos nuevos
    Para esfumar el dolor.

     Cantan, rien, lloran, vibran
     Aman, se transmutan
     Y en su huella van
     Dejando su esencia:
     ¡Despojos del corazón!


                    A GRANDES RASGOS


EL MONÓLOGO -- Cuarto Episodio.

LA CITA  --  Segunda parte.

Crece la experiencia y se pierde--es verdad-- la inquietud y el impaciente deseo; se adquiere bastante dominio de si mismo para disfrutar el instante.

Veo a hombres excitados que caen en una especie de "delirium tremens", en lugar de saborear la inquietud de la amada, en lugar de contemplarla en la exaltación del alma. ¡En la plenitud de su belleza!.

¡Ya son las dos!. Lo mejor será que le hable si pasa delante de mí una vez más.

Busca a alguien ¿verdad?, la he seguido con los ojos, ha pasado por aqui varias veces. Siempre se detiene en la penúltima sala ¿no sabe que hay una sala más?. Tal vez allí encuentre a quien busca.

La ocasión es excelente; mejor que el otro no aparezca. Se pesca mejor en las aguas agitadas. Con una muchacha, cuando se siente conmovida, inquieta, irritada, se alcanzan mejores resultados.

Me vuelvo a sentar y sigo en la contemplación del hermoso cuadro y su paisaje. Acompañarla enseguida será riesgoso, podría tomarlo por algo demasiado insinuante y se pondría alerta, ella  ahora cree que le hablé por natural gentileza y esto me da buena luz ante sus ojos.

En la última sala no hay un alma. La soledad influirá en ella, se siente tranquila, recobrará la calma. Se ha sentado, tiene un aspecto muy triste. Debió llorar o, por lo menos las lágrimas asomaron. Él tendrá que aprender lo que significa hacerse esperar demasiado.

¡Qué bella es!, está allí, envuelta en una sensación de pesar. Su ser es todo tristeza. Se sienta con su traje de viaje y no parece que quisiera partir. Semeja una persona de la que huye la alegría.

La ocasión es propicia, es menester hablarle. Pero tengo que hacerlo en un tono cálido, que cada palabra corresponda a sus sentimientos. En esta forma podré penetrar en su mundo...¡ahora la situación es como yo la esperaba!...

Y al volverme a ella sonrió. Esa sonrisa me introduce en su confianza, y  ya es algo, es un comienzo y el comienzo es siempre lo más difícil. Por el momento esto me basta.

                                            
                                              LA NARRATIVA





                                    LA CAÍDA DE LA BOLSA
                                                              

La quiebra de dos de los más famosos bancos estadounidense y la caída de la bolsa de New York, me dejaron sin trabajo, creo, según me explicaron, dizque eso repercutía en el mundo como un dominó, así fuera tan lejos de esa ciudad como este pueblo en el que vivo.

La lluvia permanente era la música de fondo para semejante golpe de gracia que me había dado la compañia y, además, era uno de los mejores alicientes para el transporte, los buses pasaban abarrotados de gente. Había jurado que me desquitaría a la primera oportunidad que tuviese.

La semana pasada, el conductor del bus, había entregado la vuelta de mi último billete de veinte mil pesos a quien no correspondía, eso me alegó, eso me dijo, yo pateé el pavimento, eche chispas y candela y no conseguí que el hombre me diese lo que me correspondía; cuando me baje de aquel vehículo, desee con todas las fuerzas de una piedra monumental que cuando el bus llegará al control, explotara con una bomba que yo le iba a poner debajo del puesto al odiado chófer.

Ayer, con la sombrilla en la mano, subí de prisa al gacela ruta cuatro, por fortuna el señor del primer puesto acababa de bajarse. Después de pasar el efectivo justo, me senté. Cerca de mi bajada, el del timón miró por el retrovisor y estirando su mano derecha hacía atrás, dijo: el de los veinte mil. En el acto me levanté y los recogí, cuando  voltee para buscar la puerta de salida, habían tres psajeros que reclamaban lo mismo, alegué, se formó la  trifulca porque desde uno de los puestos de atrás, una chica dijo: no es de ninguno, es mía y se paro dando pata y mochila, la pelea se armó; como pude, escapé de aquella máquina, dejando atrás un tropel de todos los diablos. 

Rosalba Plaza P.