ÄLVARO GARCÍA RAMOS
-¿Qué más puedo hacer? Yo sé defenderme.
Yo sé cuidarme muy bien. Si no le obedezco, mañana estaré de nuevo en mi casa, lavando la ropa cochambrosa de mi familia.
Yo sé cuidarme muy bien. Si no le obedezco, mañana estaré de nuevo en mi casa, lavando la ropa cochambrosa de mi familia.
-Sí, eso es lo malo. Eso es lo malo de ésta verraca pobreza. Es verdad: si el patrón grita: venga láveme los pies, tenés que correr a lavárselos o estar dispuesta a esperar un año, antes de conseguir otro desangradero.
-¿Un año? Dos o tres, por lo menos. Una amiga mía le dio una bofetada al patrón atrevido y ahora se maquilla los ojos con un trocito del carbón de asar las arepas.
-¿Verdad? Pero, tampoco se les debe
permitir ningún atrevimiento. Si el turco algún día me tocara, le acabaría mi cartera en las costillas.
permitir ningún atrevimiento. Si el turco algún día me tocara, le acabaría mi cartera en las costillas.