Edición No. 45, lunes l de abril del 2013
Pensamiento de Mario Vargas Llosa, tomado de "la Historia Secreta de una Novela"," Una novela es una ceremonia parecida al "strep-tease". Como la muchacha que, bajo impúdicos reflectores, se libera de sus ropas y muestra, uno a uno, sus encantos secretos, el novelista desnuda también su intimidad en publico a través de sus novelas"
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MES DEL IDIOMA
JULIAN ENRIQUEZ QUINTEROEn el mes del idioma, el Búho hace un llamado para volver a leer los clásicos, no por snobismo ni por posar de intelectuales, ni siquiera para ampliar las referencias culturales. Simplemente es una invitación a paladear las palabras y las mil y una aristas desde donde es posible mirar una frase, KLos clásicos son los océanos donde gentes de todo tiempo y nación pueden zambullirse y nadar a sus anchas..
Los esperpentos de las llamadas "tribus urbanas" con su lenguaje de señas, vestimentas, ademánes y lenguajes simiescos, emparentan al humano con el troglodita y, entre tanta moneria, uniformidad y pacotilla, los ejércitos monologantes saltan a la via pública con lenguaje de tartamudos. Organizaciones sociales, investidas de humanismo y tolerancia vociferan sus propios lenguajes en una babel de ruidos y eufenismos, que no es negro sino afrodescendiente, que no es aborto sino interrupción voluntaria del embarazo, etc, etc.
Así las cosas, los clásicos nos sacan de tanto atolladero, enseñándonos como era cuando el hombre realmente sabía hablar, construía universos desde el lenguaje y proponía exquisitas maneras de entendernos entre los hombres.
Cuanta pobreza hay a nuestro alrededor y cuanta riqueza está llenándose de polvo en los anaqueles . Tal vez sea que no nos merezcamos el idioma y lleguen hasta nosotros sólo algunos ecos, el ripio de lo que fue. Desde ahí parecemos estarnos comunicando esta jerga de tarados donde toda palabra que se diga, debe ir en función de algún tipo de productividad, donde el lenguaje por el lenguaje ya no es más. Inteligencia al servicio de la impostura, la ironia y la desfachatez.
Búsquemos, como dice Tomás Mann en la Muerte en Venecia, a "La belleza, es decir la sencillez, un nuevo rigor, una nueva ingenuidad".
REQUIEM POR AMPARO
Álvaro García Ramos Cuarta parte
Al mirar la casa de bahareque y la calle sin alma, es fácil imaginarse a la niña alegre y vivaz hablando con las amigas a través de la ventanita, o jugando a "la lleva", o marcando los primeros pasos de lo que fue su sueño: bailar hasta el final de su vida.
Pista de carbonilla.
Cartagena, año 1960, juegos nacionales. Ana Alvarado, de Barranquilla, Esmirna Paz y Amparo Ramos.las dos últimas en representación del Valle del Cauca, están en la pista de carbonilla en la posición clásica del arranque en las competencias atléticas. Carlos Avila, campeón de salto con garrocha y entrenador del Valle, observa con sierta ansiedad la posición correcta de sus pupilas. Suena el disparo. En pocos segundos, los suficientes para el recorrido de sólo 60 metros, el atrletismo del Valle obtiene la rencompensa a tantos meses de p´rácticas diarias. Amparo Ramos vence a sus contendoras y conquista el título de campeona nacional de los 60 metros planos. Un año después, en los Juegos Bolivarianos, Amparo ocupa un tercer lugar.
Desempeños brillantes en el atletismo que Amparo combinaba con juvenil alegria y desenfado con su pasión de siempre: el baile. Después de las competencias, cuenta su entrenador, ella y otros atletas vallunos y bailadores, armaban la rumba e impresionaban con sus pasos a los atletas de otras delegaciones. Era justo y necesario. Las agotadoras prácticas mañaneras por los lados de Pance habían dado fruto. ¿Por qué no celebrarlo con otros movimientos de piernas y caderas?.
Alejandrina Correa, tía de Amparo y campeona nacional de 100 y 200 metros planos, influenció a Amparo. Las bonitas piernas de su sobrina y su contextura fuerte a los dieciséis años podían ser lucidos en escenarios diferentes a los "agüelulos" o rumbas transparentes del Cali de aquella época.
Los testigos de sus triunfos en las pistas atléticas coinciden en resaltar su sencillez. Su mirada y su sonrisa fueron las mismas al llegar triunfante a la meta o al recibir los aplausos del público en las pistas de baile, hasta el final de sus días.
Amparo Ramos fue atleta hasta el año 1965. Después, esa etapa de su vida iria quedando sepultada, rumba tras rumba. Nadie, ni las gentes de Cali, ni ella misma, guardarían claras evidencias(aparte de algunos trofesos en la casa paterna), de sus tiempos de atleta en los que compartió alegrías y tristezas en las pistas de Colombia y América con Carlos Avila, su entrenador, Isolina Vergara, las hermanas Casas, Harvey Borrero, José Gregorio Neira, Leonel Pedroza, César Quintero, Alfaro Parra, Henando Arrechea, Miguel Zapata. Jairo Treviño, Oscar Rivera, Tito Diago, Diego Rebolledo, Pedro Grajales, Flor Umaña, Hernando Arias, Augusto Polo, Raquel Ortíz, Vilma Barona, atletas del Valle del Cauca que mojaron con su sudor las pistas de carbonilla y que , al igual que los bailadores, fueron y siguen siendo borrados muy pronto del imaginario popular.
En el caso de Amparo Ramos, el atletismo embelleció su cuerpo y fortaleció sus músculos para que el mundo multicolor del baile, años mas tarde, saliera por sus poros y arropara al público en las noches de rumba...
