EL TANGO y la DANZA
Ángel Contreras
Anteriormente, cuando sólo se cultivaba en el suburbio y, por tanto, no había experimentado la alisadura, el planchado de la urbe, tuvo algunas figuras en que el bailarín lucia algo de su habilidad; en que ponía algo que iba improvisando. El movimiento de la pierna y de la cadera, algún taconeo, corridas de costado, cortes, quebradas, medias lunas y ese ardid con el que el muslo de la mujer, sutilmente engañada, pegada en toda su longitud con él del hombre, firme, rígido.
Llevaba un hálito tibio de pecado, resonancias de un mundo prohibido, de extramuros. Llegó a las ciudades hasta que entró en los salones y en los hogares.
Venía del suburbio, y al suburbio llegaba del prostíbulo, donde las notas prolongadas con las gargantas del órgano, estremecían un desfallecimiento erótico.
En el baile del “ Candil”, untuoso, lúbrico, bailado con la ornamentación de cortes,
corridas y quebradas, ponía en el ambiente familiar cierto interés de “ Clandestino”.-
corridas y quebradas, ponía en el ambiente familiar cierto interés de “ Clandestino”.-
CONTINUARÁ…