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miércoles, 27 de mayo de 2015

EL BÚHO LEE miércoles 27 de mayo del 2015


                                            LO QUE CUESTA UN IDEAL
                                           
                                              Resumen, Ángel Contreras

     Se supone que quien sale de la prisión, sale a vivir mejores momentos, a cambiar de condiciones y estilo de vida. Con Briseida, la libertad no funcionó así, veamos el testimonio.
    --El último año de mi condena era en el 57.
La prisión donde me trasladaron tenía grandes salas con cuatro hileras de
camas. La vida era igual que en todas las cárceles: levantarse, taller, rancho, taller; pero yo esperaba mi libertad y contaba día por día los que me faltaban.
    Hago trámites para mi libertad, me la conceden pero no salgo, decretan un indulto que me cobija, y no me la dan. Una amiga en una carta me dice que mi libertad ha sido retenida por la policía.
    Mis padres no aceptaron que fuéramos a vivir allá. Había con mis padres un ambiente de alejamiento y de separación que luego se superó.
    Al fin llegó el día de mi libertad, Paco había ido y me estaba esperando. Llegamos a casa de mis suegros. Comimos y luego nos fuimos a pasar la tarde con unos amigos. Mis suegros y mi cuñado no querían que Paco se casara con una viuda de guerra. Se opusieron a que me quedara en su
casa mientras estuviéramos solteros.
    Paco me llevó a la casa de unos tíos que le permitieron que yo me quedara allí, pero el cuñado habló con el tío de Paco y tuve que salir de la casa.
    Para disfrutar de la libertad tenía que tener un patrocinador, El padre de Paco se negó, el cuñado también. El dueño de unos bares dio el aval. La jugada de la policía era coaccionar, luego, al que se prestaba para respaldar a un ex presidiario.