miércoles 27 de enero del 2016
SENSACIONES CIEGAS 4-17
Ángel Contreras
¿Qué más podría hacer mi padre? Nada,principiar a sentir odio por sus suegros y cuñados que lo despreciaban. Las familias, los apellidos, los abolengos iban pasando entre resentimientos, odios y amarguras, desplazados por los negocios y el dinero, ambiente donde los pergaminos resultaban, de muy poca utilidad.
Siempre creí que todas las peleas de mis padres se debían a la diferencia de edades. Cuando se casaron mi padre era unos diez años menor que mi madre. Dicen que la resistencia de mis abuelos fue enérgica. Después, seguramente pensaron que su hija ya era entrada en años, y que podría desembocar en un histerismo peligroso, que el amor había despertado en ella los deseos. La oposición desapareció por completo. Tal vez porque mi madre tenía derecho a una parte de la herencia de mi abuela, y soltera perdía el derecho
