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martes, 19 de noviembre de 2013

EDICION No. 68. martes 149 de noviembre del 2013

                       UNA BÚSQUEDA

    El fin de toda ciencia consiste en aprender a reparar las faltas de nuestros antecesores, procurando hallar el verdadero conocimiento.
                                        El paraíso perdido.
                                              John Milton

    El demonio se disfrazó de cóctel y emborrachó al hombre con el elixir de su cosecha. Poder y Vanagloria.
    El hombre probó el poder y llegó a considerarse superior a todos los de su especie. Creó su propio Caos y para inmortalizarse levantó en su corazón el Pandemónium donde albergo a sus huestes. Una vez establecidas en su particular refugio, escogió a sus voceros.
    En este momento, el hombre enceguecido por el destello del poder, se constituye en dios. Lo ha picado la vanidosa serpiente

                                      LA RUTA

    La paz es un árbol de follaje acogedor que ofrece refrigerio, descanso y luz. Para alcanzarla debemos, ante todo, curarnos de odios y rencores.
    Partiendo de los momentos de mayor antigüedad, hasta llegar a los más recientes, sabemos que el estruendo de los cañones y el estallido de las bombas no han superado el efecto de la palabra, el intercambio de ideas y el manejo de actitudes tolerantes.
    La paz la alcanzamos con base en actitudes y decisión de reconciliación donde no prosperen los sentimientos de rencor, ni las acciones vengativas. Esta es tal vez,la forma más difícil de lograrla. Pero es la que menos dolor deja entre los hombres.
    En ese escenario no juegan los nombres ni los colores, juega únicamente el interés individual por alcanzar la convivencia.
    Hay que aceptar que el camino no es fácil ni gratuito. Tendremos que hacer derroche de ingenio, tolerancia y generosidad, pero sobre todo, ganas de vivir en paz. Resultados que no se dan de la noche a la mañana. Se requiere de tiempo y constancia.

           REFLEXIONES DE UN AGNÓSTICO
                           Loui Echeverry

    Tener algo tan idealizado, respetado y venerado como ser supremo de las religiones monoteístas mas tradicionales, como el Judaísmo y el Cristianismo, es un inmejorable punto de apoyo para la debilidad y vulnerabilidad del hombre. Las religiones, tomadas con sensatez, objetividad y madurez, resultan un medio muy poderoso como guía de la formación de los seres del mañana. Ellos crecerán dentro de un encofrado que los guié por el sendero del bien, de la moral y de la ética para alcanzar la misión principal de las religiones: infundir y arraigar el concepto del bien y del mal en las personas. El día en que la humanidad entera haya captado este precepto ético y lo practique, el mundo habrá alcanzado un estado de benevolencia y corrección altamente deseables, aunque resulten casi utópicos. Como asidero qa este razonamiento, quiero citar al famoso abogado y tratadista romano, Enrico Ferri, quien propuso que los niños nacen con toda clase de instintos, buenos y malos, y que es la sociedad la que debe encargarse de establecer los límites dentro de los cuales deben crecer para ser hombres de bien. La otra cita es anónima y de un ateo confeso: Los adultos podemos vivir sin una religión pero jamás querría que mis hijos crecieran en una sociedad sin templos, iglesias o sinagogas.
    En los grandes aglomerados humanos como los ejércitos, la policía, los burócratas, etc. hay necesariamente una representación de toda clase de personas, incluyendo probablemente una minoría de seres con gustos y tendencias que frente a su población, representan una minoría. Los seminarios cristianos y otras organizaciones compuestas por sacerdotes, no son una excepción a esta regla. Dentro de sus integrantes, como hemos visto en este siglo XXI. hay algunos miembros homosexuales y pederastas, que aunque no alcancen a representar un porcentaje significativo, hacen un daño irreparable a su congregación, porque sus actos, moralmente reprochables, son noticia, y que al contrario de los actos buenos, los medios los destacan con  notoria amplitud.
    En mi opinión, los actos sexuales mencionados en el caso de los sacerdotes, se deben más a la necesidad biológica de evacuar la esperma que las preferencias sexuales. Podía ser que algunos de quienes los ejecutan sean homosexuales y pederastas, pero aún así, hay gran culpabilidad de la iglesia, al prohibir a sus representantes confesionales el ejercicio de una función totalmente biológica y natural. Es de conocimiento público que los conglomerados unisexuales como los internados estudiantiles, las cárceles y los seminarios, son territorio propicio a la práctica de los actos citados. Frente a este argumento en contra del celibato, la Iglesia Católica ha defendido esta exigencia arguyendo que ha sido una opción aceptada por los sacerdotes antes de su ordenación. Este se me ocurre un argumento débil frente a la opción de no aceptarla y renunciar al ejercicio del sacerdocio, una profesión que han estudiado y culminado con éxito, de la cual esperan no solamente gratificaciones espirituales sino un modus vivendi.
    Para concluir estas reflexiones, quiero destacar que las fuertes críticas que por diversas razones sufre la iglesia citada, frente a la excelente obra humana que hace al rededor del mundo. son poco significativas. Los seres humanos, adolecemos de una sed voraz de crítica irreflexiva, apresurada, sin bases fundamentadas, al no percatarnos de que dentro de lo negativo siempre hay algo positivo y que en el caso concreto de esta confesión religiosa, sus obras positivas, como los centros de estudio, ls donaciones de alimentos y centros para curar el dolor, inclinan positiva mente la balanza frente a las críticas.

                           LA CUCARACHA
                  Julián Enríquez Quintero

   Avanza lenta sin esa rapidez que caracteriza a sus pares de especie, también es delicada. Cuando es sacada a puntapiés de los cuartos y las casas por parte de mujeres histéricas y escrupulosas que no las aplastan por asco, ofendida no regresa a esa misma casa. Si de pronto se topa con una compañera tristemente apachurrada, ´por mas grotesca que sea la escena, pareciera que recoge sus patas delanteras en señal de reverencia.

     CONTINUARÁ