DE “ MI MAMÁ y las
PASTILLAS” DE SHEREZADA SE HAN HECHO FRAGMENTOS DE DOSCIENTAS PALABRAS, Y EN
ALGUNOS, DE MÁS, Y HAN RESULTADO ONCE. PARA EVITAR LA MONOTONÍA EN LA LECTURA,
LA PRESENTACIÓN DE “MI MAMÁ Y LAS PASTILLAS ALTERNARÁ CADA CUATRO EDICIONES CON EL TRABAJO
TITULADO “LA LITERATURA”.
PASTILLAS” DE SHEREZADA SE HAN HECHO FRAGMENTOS DE DOSCIENTAS PALABRAS, Y EN
ALGUNOS, DE MÁS, Y HAN RESULTADO ONCE. PARA EVITAR LA MONOTONÍA EN LA LECTURA,
LA PRESENTACIÓN DE “MI MAMÁ Y LAS PASTILLAS ALTERNARÁ CADA CUATRO EDICIONES CON EL TRABAJO
TITULADO “LA LITERATURA”.
MI MAMÁ Y LAS PASTILLAS
Por Sherezada
A mi mamá, por no creer en los psicólogos, y a mi
papá, por negarse rotundamente a pagarlos.
papá, por negarse rotundamente a pagarlos.
—Yo no estoy loco, mi madre me ha
hecho pruebas.
hecho pruebas.
(Sheldon Cooper)
Crecí
en un pueblo de esos que abundan en los andes colombianos, con monte,
guerrillas y soldados por todos lados, y en ese pueblo mío había un loco. Nunca
necesitamos un psicólogo ni un neurólogo para que lo determinara, era el típico
loco de pueblo, y este loco era mi primo.
en un pueblo de esos que abundan en los andes colombianos, con monte,
guerrillas y soldados por todos lados, y en ese pueblo mío había un loco. Nunca
necesitamos un psicólogo ni un neurólogo para que lo determinara, era el típico
loco de pueblo, y este loco era mi primo.
Había
una razón por la que al loco no le hacía nada la guerrilla, a pesar que
deliraba acerca de verdaderas revoluciones y pronunciaba con reverencia a un
tal “Che”. También había una razón por la que el ejército nunca le hacía nada a
pesar que escupía cuando los veía pasar y hablaba de masacres y acciones
siempre veladas. Tanta indulgencia la causaba la misma razón por la que estaba
loco: había leído muchos libros.
una razón por la que al loco no le hacía nada la guerrilla, a pesar que
deliraba acerca de verdaderas revoluciones y pronunciaba con reverencia a un
tal “Che”. También había una razón por la que el ejército nunca le hacía nada a
pesar que escupía cuando los veía pasar y hablaba de masacres y acciones
siempre veladas. Tanta indulgencia la causaba la misma razón por la que estaba
loco: había leído muchos libros.
Entonces, el loco de mi pueblo ayudaba a los niños a hacer sus tareas; a falta de biblioteca, teníamos a mi primo. Así que en esos ires y venires de la vida, los niños terminábamos escuchando locuras que hablaban de mundos fuera del capitalismo, de vfdas sin sumisión al dinero y de sueños con alas más grandes que las de los cóndores.
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