LO QUE CUESTA UN IDEAL
                                              Resumen, Ángel Contreras
    Los cambios en las condiciones de vida, le han señalado nuevos caminos y actitudes políticas a Briseida. Las convicciones que el padre le ha inculcado empiezan a mostrar los primeros efectos: Tengo catorce años, pero el porte es de dieciséis. Mi madre me lleva de baile en baile a los centros comunales y en los barrios, exhibiéndome. A los quince empecé a aprender el oficio de modista.
     Quien me inculcó esto de ser modista fue mi madre, asistía a la academia por la noche, cuando salía del trabajo.
     El objetivo más prometido era la reforma agraria. Pero no se llevaba a cabo. Entonces unos cuantos bajaban en la madrugada al pueblo. Una vez sacaron al alcalde de la cama y lo llevaron al cuartel de la policía con la promesa de no hacer nada, simplemente querían que los oyeran. Alguien disparó el primer tiro y hay cuatro muertos. 
Cinco hombres, dos mujeres y un niño huyen y se encierran en una choza. La guardia de asalto prendió fuego a la choza y perecieron todos en ella. Imagínate que libertad era ésta.
     Fui con mi hermana y mi madre a bailar a la fiesta mayor de Gracia. Allí fue donde conocí a Rafael. Me impresionó a primera vista, luego se puso muy pesado, tuve que decirle: “oiga, déjeme bailar con los demás”. Y empecé a hacerlo con todo el que me hiciera señas.
     Luego empezamos a hablar, yo le dije que mi padre era socialista, él me habló muy mal de los socialistas y me dijo que yo era socialista, nada más que por amor a mi padre. Y era verdad, mi padre con su amor y su respeto lo había determinado así. Mi madre con su coacción había logrado que yo fuera antirreligiosa.
     Él se propuso explicarme por qué era ser comunista, y se afilió a la célula de mi barrio.
 
 
 
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