ÄLVARO  GARCÍA  RAMOS 
   Amparo: la de las piernas flacas y varicosas.
   Lucía: la de los ojos de aceite quemado.
   Yolanda: la del cabello marchito
   Lía: la de las curvas dolorosamente alisadas.
  Las cuatro amigas no pudieron abrazarse, pues cada una llevaba un niño entre los brazos. 
   -Déjame ver tu niño!.
   -Déjame ver el tuyo!
   Las cuatro amigas se miraron sorprendidas y el grito de estupor, malicia y desagrado fue uno solo.
   -¡La nariz del turco!
   Al fin de cuentas, el extranjero les había perdonado el haber sido tan malas vendedoras. 
 
 
 
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